Este pasado martes 4 de febrero una Corte Federal en Montreal concedió una suspensión temporal a la deportación del país de la mexicana Ivonne Hernández. Esa orden de expulsión debía ser ejecutada este viernes 7 de febrero.
La Corte determinó que la deportación causaría un «daño irreparable» si Ivonne Hernández es deportada y separada de su hijo de 13 meses.
Además de su lucha por quedarse en Canadá, Ivonne Hernández está librando otra batalla legal ante la Corte Superior de Quebec para recuperar la custodia de su hijo.
Con el apoyo de la Federación de Mujeres de Quebec, ella pidió una vez más que se le conceda el refugio en Canadá.
Su caso ilustra la falta de consideración de parte de las autoridades canadienses ante la violencia contra la mujer prevalente en México, así como la impunidad.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 63 de cada cien mujeres mexicanas mayores de 15 años «ha padecido algún incidente de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra u otras personas».
De acuerdo con dicho estudio, con cifras de 2011, un 48 % de las mujeres de más de 15 años «han sido agredidas por su actual o última pareja a lo largo de su relación», sea de pareja, matrimonio o noviazgo.
Por otro lado, de acuerdo a estadísticas dadas a conocer en 2012, en ciertas áreas de México los poderes del Estado no están en condiciones de ofrecer las garantías mínimas de aplicación de la ley. A esto se suma la violencia vinculada a los cárteles de la droga. Pese a estos datos, el gobierno conservador canadiense designó a México como “país seguro”.
Hernández llegó a Canadá en 2009, donde pidió refugio. Después de haberle sido negado el asilo, ella tomó la difícil decisión de permanecer en Canadá en lugar de regresar voluntariamente a México.
Se casó con un ciudadano canadiense y dio a luz a un bebé en diciembre de 2012. Ella cuenta que su ambiente familiar se convirtió en un lugar de violencia psicológica y emocional.
En diciembre de 2013, Hernández huyó de casa para albergarse en un refugio para mujeres. En lugar de reconocer en esta acción la entereza de una madre que busca desesperadamente un entorno de vida saludable para ella y su hijo, las acciones judiciales posteriores sólo han servido para castigarla.
A principios de enero, Ivonne Hernández perdió la custodia de su hijo. Unas dos semanas más tarde los funcionarios de inmigración la detuvieron en la estación de metro Berri–UQAM de Montreal mientras ella se dirigía a recoger a su hijo para una de sus visitas quincenales.
Los funcionarios de inmigración la mantuvieron detenida por dos días más. En una audiencia de inmigración, se le ordeno salir de Canadá a más tardar el viernes 7 de febrero. Tres días antes de la fecha Hernández obtuvo una suspensión temporal de la medida. Quedan por delante las dos batallas más grandes de su vida: recuperar la custodia de su hijo y lograr el reconocimiento como refugiada en Canadá.
En medio de esta situación, Ivonne Hernández pudo venir a los estudios de Radio Canadá Internacional para dar un testimonio de su vida como madre mexicana indocumentada en suelo canadiense.
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