Si eres veinteañero o mayor ya no eres tan listo como solías ser, sugiere un estudio realizado con jugadores del popular videojuego Starcraft 2.
El estudio analizó la manera en la que 3305 personas, de entre 16 a 44 años de edad, jugaron un partido contra un oponente de una habilidad similar, con el fin de medir el rendimiento del motor cognitivo de los jugadores. El rendimiento del motor cognitivo es la rapidez en la que tu cerebro reacciona ante las cosas que suceden a tu alrededor, lo que te permite por ejemplo conducir.
El análisis reveló exactamente cuándo la edad empieza a hacer mella en el rendimiento del cerebro: a la tierna edad de 24 años.
Los resultados fueron publicados la semana pasada en la revista PLOS ONE
Joe Thompson, el autor principal del estudio, dijo que estaba sorprendido por lo temprano que el descenso comenzaba y cuán grande era el efecto de la edad incluso entre las personas en sus 30s.
«Si tienes 39 años, y compites contra un persona de 24 años, y los dos están en el mismo nivel de habilidad», dijo Thompson, «se espera que el efecto de la edad compense una gran parte de tu desempeño.»
Starcraft 2 es un juego de estrategia popular, similar en concepto a Risk, Riesgo, donde los jugadores compiten para construir ejércitos y conquistar un mundo de ciencia-ficción.
«Starcraft es como un ajedrez de alta velocidad», dijo Thompson, un estudiante de doctorado que juega también a ese juego. «Puedes hacer tantos movimientos como quieras, lo más rápido que puedas ir”.
Los jugadores no pueden ver todo el «mundo» a la vez, porque mientras exploran los recursos necesarios para construir sus ejércitos, a la vez que atacan a sus oponentes y se defienden de los ataques de los oponentes, tienen que actuar con rapidez en su pantalla moviéndose de una parte del mundo a otra.
«Eso te da una idea de lo rápido que es el juego y la gran ventaja que representa la velocidad.»
El juego se ha convertido en un popular deporte de competición en línea, con un sistema de clasificación bien establecido, con jugadores profesionales y partidos televisados, especialmente en Corea del Sur.
Con Starcraft, dice Thompson, las exigencias físicas son mínimas, ya que el juego se juega con un teclado y un ratón.
«La velocidad parece venir desde el cerebro.»
Situaciones iguales al mundo real
Mientras que anteriores pruebas de laboratorio han mostrado reacciones más rápidas para llevar a cabo tareas individuales simples, nunca quedó claro cuánta relevancia tenían éstas para realizar tareas complejas del mundo real, tales como conducir.
Thompson señaló que Starcraft es complejo y muy similar a las tareas de la vida real, tales como la gestión de las llamadas al 911 en un centro de emergencia, por lo que los resultados pueden ser directamente pertinentes.
Sin embargo, el rendimiento del juego era mucho más fácil de analizar que muchas situaciones de la vida real debido a que el juego genera registros detallados de cada movimiento. En cierto modo, dice Thompson, el estudio es una buena demostración de qué tipo de ideas se puede extraer de los «conjuntos de datos fríos» generados por nuestras vidas digitales.
Si bien los resultados del estudio pueden parecer sorprendentes y alarmantes, el hecho de que no nos damos cuenta realmente del declive en nuestros 20 y 30 años es una buena noticia, Thompson sugiere.
» Creo que nos estamos adaptando sin saberlo «, agregó. «Muchos de nosotros somos capaces de mantener nuestras habilidades.»
De hecho, eso fue verdad para los jugadores mayores de Starcraft también, cuando sólo su puntuación fue tomada en cuenta.
«Hemos tenido una gran cantidad de personas actuando a un nivel superior de lo que su velocidad podría sugerir. »
Al parecer los jugadores de mayor edad compensan su velocidad más lenta haciendo un mejor uso de características tales como la de acortar caminos y mediante el uso de estrategias más simples.
Mientras el estudio arrojó algunos resultados interesantes, Thompson señaló que existían lagunas en los hallazgos.
«La más importante es que no podemos hablar de las mujeres», dijo, e indicó que sólo 20 de los 3.000 participantes fueron mujeres.
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