Dos actores canadienses, ambos nacidos en Ottawa, Dan Aykroyd y Sandra Oh, hacen parte del elenco de la película cómica Tammy, dirigida por el estadounidense Ben Falcone.
Afortunadamente, los canadienses tienen papeles menores en una película ligera, de evasión veraniega y marcada por un humor escatológico y adolescente.
Tammy presenta en la pantalla la caída y la redención de una empleada de una hamburguesería, Topper Jacks. Es la actriz Melissa McCarthy, la esposa del director de la película, quien encarna el rol principal.
Una serie de desgracias le ocurren a Tammy: rumbo al restaurante de comida chatarra atropella a un venado generado por computadora –que no muere, sin duda para no ofender a los miembros de la audiencia atentos al menor abuso de animales en la filmación. El choque con el animal acaba destruyendo su viejo Toyota, por lo cual llega tarde al trabajo. A su vez, esto ocasiona el que sea echada del empleo. En venganza Tammy arma un reverendo escándalo en la hamburguesería, donde abundan los gestos obscenos, vuelan las hamburguesas por los aires y hay descarga tras descarga de palabras anti-higiénicas.
Como si el perder el trabajo no fuera poco, al llegar a casa se encuentra con la sorpresa de que su marido le está dando las más cálidas atenciones a la vecina.
Así planteados los elementos del drama que se abate la simpática gordita –y aquí debe quedar en claro que es la película misma la que explota con fines cómicos el volumen corporal de la actriz principal-, la única puerta de salida posible es hacer las maletas y mandarse a mudar, que es lo que hará Tammy.
Dan Aykroyd, quien se dio a conocer en el rol de Elwood Blues en la película The Blues Brothers o Los hermanos caradura, en 1980, encarna el padre de Tammy, mientras que Sandra Oh, estrella de la serie de televisión Anatomía de Grey, hace el papel de la novia lesbiana de Pearl, la prima rica de la madre de Tammy.
Esta comedia, que muestra la tragedia de una mujer que proviene de una familia disfuncional, busca en el fondo hacerle sentir bien al público y mostrarle que las cosas no van tan mal en América del Norte en este verano de 2014.
Esta película es una más en la que se celebra el no saber quién es Mark Twain o cuál es la diferencia entre Neil y Lance Armstrong. Lo recomendable es no verla. Pero si ocurre lo contrario, lo mejor es entrar al cine, ver la película y luego olvidarla.
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