Mezquita
Photo Credit: Enquête

¿Quién puede ser imán?

El ascenso del islamismo en el mundo y el establecimiento de una gran comunidad musulmana en Quebec y Canadá han aportado  una terminología previamente desconocida para muchos. Imán es un vocablo nuevo y del que sabemos poco.

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La mezquita Al-Quba en Brossard, la más importante de Quebec. © Centro comunitario islámico de Brossard

Según la Real Academia Española, un imán es:

1-Encargado de presidir la oración canónica musulmana, poniéndose delante de los fieles para que estos le sigan en sus rezos y movimientos.

2-Guía, jefe o modelo espiritual o religioso, y a veces también político, en una sociedad musulmana.

El imán es la persona – siempre un hombre – que oficia las oraciones en una mezquita. En la tradición suní, era nombrado por los fieles, a causa de su erudición religiosa, pero también por la madurez conferida por la edad. Puede llegar a ser imán todo creyente que afirma haber tenido la educación necesaria para dirigir la oración en congregación. Dado que el  Islam no tiene un clero, como es el caso de los católicos, no existe autoridad religiosa en el mundo de los imanes.

En muchos países musulmanes, especialmente en aquellos que han experimentado brotes del islam político o que se preocupan por ello, los imanes son en su mayoría formados en las escuelas coránicas especializadas, estrechamente controladas por el Estado. Éste extiende su control hasta las mezquitas donde los sermones son a veces escritos por las autoridades, en particular en ocasión de acontecimientos sensibles. El objetivo es evitar que los discursos radicales y anti-sistema se difundan en la sociedad.

Además de predicar, el imán interviene para sellar uniones conyugales, y desempeña un papel de mediador y conciliador en casos de conflictos familiares.

El imán en país laico

¿Qué sucede en Occidente? Claramente, el modelo musulmán no puede ser reproducido en países donde la laicidad impide toda injerencia en el ámbito religioso. En Francia, algunos imanes son formados en institutos, como el de Al-Ghazali de la Gran Mezquita de París. Otros vienen del extranjero, principalmente de Argelia y Marruecos. El viejo debate sobre la integración de los inmigrantes fuertemente revivido por los atentados en París, a menudo se entremezcla con reflexiones sobre la formación de los imanes. El Estado ¿debería involucrarse? ¿Cómo? La cuestión también agita a otros países como Dinamarca y Alemania, donde los imanes, principalmente de Turquía, están debidamente registrados.

La situación es muy parecida en Canadá, que experimentó un gran brote de mezquitas en los últimos años. En Montreal, oficialmente son cien, pero Omar Koné, del Centro Sufi de Montreal, estima que hay muchas más.

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Omar Kone, imán de la mezquita de Al-Iman en Montreal © Radio Canada

No hay escuelas aquí para formar imanes. Los designados como tales, son autodidactas o formados en el extranjero. Él mismo imán – aun cuando él rechaza un poco el título – Omar Koné recibió educación de su líder espiritual durante diez años. Es este largo compañerismo y su aprendizaje y pasión por su religión lo que lo han elevado a la categoría de imán. Él estima que este último debe servir a la comunidad y al Estado. Debe actuar como educador y con visión de futuro.

Según el Sr. Koné, en el área metropolitana de Montreal, la mitad de los imanes han seguido una formación adecuada. En general, encuentra que desde los acontecimientos de 2001, «los imanes han cambiado» y los sermones en las mezquitas ya no tienen acentos de los encendidos discursos.

Dicho esto, el imán Koné piensa que los que tienen discursos radicales se equivocan de país. En  franca ruptura con el islam radical y literal, él aboga por un retorno a una religión de paz y tolerancia. También pide la intervención del gobierno que «tiene derecho» a establecer «normas» en el ejercicio de la función del imán, y esto, para romper con un cierto «laxismo».

Owis El-Nagar, director de la escuela Al-Hidayah en Montreal tiene un perfil diferente. Este egipcio de origen tiene un doctorado en teología de la Universidad de Al-Azhar, reputada en el mundo musulmán. Para él, el imán debe seguir estudios rigurosos en religión, además de conocer el contexto espacio-temporal en el que opera.

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Owis El-Nagar, un imán de Montreal © YouTube

También presidente del Consejo de Imanes de Quebec,  creado recientemente y que representa a  25 mezquitas en el área metropolitana de Montreal, El-Nagar encuentra que alrededor del 40% de los imanes en Quebec no tienen la formación necesaria. En algunos casos, observó, cualquiera puede improvisarse imán siempre que muestre un poco de conocimiento de la religión. A veces, dijo, puede suceder que una persona desempleada se convierta al imanato para ocuparse y ganar su vida.

El Consejo de Imanes de Quebec piensa también elaborar un documento de orientación en el que se enumeren las condiciones para ocupar  la función de imán. Nada preocupante en perspectiva ni de evaluación de los conocimientos a la vista, pero Owis El-Nagar cree que les incumbe a los musulmanes limpiar sus filas.

El-Nagar cree que el Imán debe dedicarse totalmente a su profesión y no tener otro trabajo, como lo hacen algunos. Porque, en su opinión además de los sermones, oraciones y la mediación, el imán debe tener tiempo para leer y profundizar sus conocimientos teológicos.

El panorama religioso de Montreal

Radio Canadá cartografió los establecimientos de cuatro religiones en Montreal. La ciudad cuenta con cerca de 240 iglesias evangélicas, 200 iglesias católicas, menos de un centenar de mezquitas y menos de cien sinagogas.

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Mapa de las religiones en Montreal © Radio Canada
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Frédéric Dejean, doctor en estudios urbanos

«Este mapa muestra que la religión en Montreal está lejos de morirse. Ella contrasta dos tipos de culto: por un lado, las iglesias católicas, cuya mayoría proviene del patrimonio histórico quebequense y por el otro, los lugares nuevos: las mezquitas y las iglesias evangélicas. Estas últimas acogen tanto a los nativos de Quebec como a los inmigrantes de América Latina, de Haití o del África negra «, dice Frédéric Dejean, doctor en estudios urbanos.

«Los lugares recientes de culto son difíciles de detectar en el paisaje urbano, ya que no cumplen con nuestras concepciones tradicionales del lugar de culto, heredadas en gran medida a partir del modelo católico. Por lo tanto, muchas mezquitas o iglesias evangélicas están instaladas en locales sin vocación religiosa (oficinas, almacenes, etc). Podemos hablar de una forma de sepultura de lo religioso en el espacio urbano «, añade.

 

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