Si tomáramos el poder público, institucional en México como sociedad organizada, podríamos hacer milagros. La Constitución garantiza un trabajo digno para todos. Lo que nos falta es un gobierno digno.
-John Ackerman.
EscucheRecientemente, con motivo de la reunión de los líderes de América del Norte en Ottawa, el periódico Toronto Star publicó un análisis con la firma de John Ackerman sobre la situación de los derechos humanos en México. Allí dijo refiriéndose a la masacre de Nochixtlán que esta vez las víctimas no pueden ser presentadas como «criminales» como suele hacerlo el gobierno. Eran manifestantes pacíficos, maestros. Y sin embargo fue una masacre brutal por parte de las fuerzas federales contra manifestantes pacíficos.
Cree usted, que el saber que fueron las fuerzas gubernamentales las responsables de esa represión, ¿cambiará algo ahora en México?
“Lo sabemos desde hace mucho tiempo. El gobierno mexicano ha estado asesinado y masacrando a ciudadanos inocentes desde hace años y de manera particularmente fuerte a partir del 2006 en que Felipe Calderón saca a los militares a la calle. Y desde que llega el presidente Peña Nieto en 2012 es más transparente, evidente, que la mal llamada guerra contra las drogas, realmente es una guerra contra el pueblo mexicano. Una mascarada para reprimir y controlar los movimientos sociales.
Pero en el caso de Nochixtlán, donde murieron 11 personas, es una masacre directa de la policía federal que utiliza armas y granadas y bombas lacrimógenas de fabricantes estadounidenses. Una masacre contra los maestros indefensos, protegidos y arropados por su comunidad en Oaxaca, una comunidad indígena que está protestando por necesidades básicas. Esto, como que resalta más claramente lo que está ocurriendo en México”.
El título del análisis en el Toronto Star México está masacrando a sus ciudadanos y nadie parece haberse dado cuenta hace referencia a que los círculos diplomáticos en Washington permanecen silenciosos pretendiendo que no pasa nada.
¿A qué se debe ese silencio de parte del presidente Obama cuando él no duda en denunciar las violaciones de los derechos humanos de otros gobiernos en el mundo?
“Es una cuestión de geopolítica clara, de cálculos específicos. México hoy juega un papel muy importante en términos de proteger, de acuerdo con Obama, la frontera sur. Por ejemplo México ahora está deportando, expulsando más migrantes que los mismos Estados Unidos, está haciendo el trabajo sucio para los EEUU.
También el presidente Peña Nieto está abriendo las minas y toda la economía nacional, el petróleo por ejemplo, a las empresas transnacionales. Enrique Peña Nieto es un amigo de Barack Obama y de la política neoliberal y autoritaria en México. Entonces como amigo no se le puede criticar. En otros países, como Venezuela, Cuba, Rusia, un acontecimiento como este que ocurrió en Oaxaca, o aun algo mucho menor, merecería un reclamo más airado, más agresivo de parte del gobierno de Estados Unidos”.
Durante la reunión de los líderes de América del Norte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, eliminó las visas a los mexicanos que quieren venir a Canadá.
¿No cree usted que se trate de un paso positivo y que de alguna manera le indique al gobierno mexicano que ese país no es un país seguro, como lo sostenía el gobierno conservador de Stephen Harper?
“Es un hecho positivo permitir a los mexicanos venir a Canadá sin visas. Pero eso no cambia la situación más directa con respecto a Peña Nieto. El gran interés de Canadá en México son las minas. La minería en México es controlada en un 80% por empresas canadienses. El oro, la plata, y otras minas. Esto es en términos de las relaciones lo que se privilegia con México. Yo esperaría que alguien como Trudeau que tiene una visión más avanzada, progresista, también hubiera incorporado el tema de los derechos humanos, de la corrupción. Pero no. Es una copia de Obama y su política hacia México. Eso fue decepcionante”.
John Ackerman recuerda una y otra vez la importancia que tienen para la seguridad de los activistas del sindicato de maestros y los ciudadanos mexicanos en general, las muestras de solidaridad y las denuncias de brutalidad policial.
“Lo que si alienta bastante a la sociedad mexicana son las protestas muy fuertes que se desarrollaron en Canadá durante la visita de Peña Nieto. De repudio a su política en México, y eso ayuda muchísimo a proteger a los activistas, a los maestros en México, saber que hay un respaldo internacional. Nos alienta y también nos protege. Desde luego que Peña Nieto escucha y si bien no es un demócrata que toma en cuenta la opinión del pueblo, sí le cimbra y sí le afecta y le hará pensar dos veces la próxima vez que mande matar a ciudadanos mexicanos”.
John Ackerman explica además por qué cree que Estados Unidos y Canadá tienen mucho que aprender de México. También, cómo conecta democracia y cambio social. Porque hoy, dice, los maestros están dando una continuidad a una tradición de lucha, de una utopía, de tener una República democrática que defienda el interés público.
Esto y más en la entrevista que John Ackerman le dio a Leonora Chapman, de Radio Canadá Internacional.
John M. Ackerman es uno de los principales intelectuales de México, escribe en La Jornada y en Proceso. También analiza con frecuencia la política de América Latina para la prensa internacional, incluyendo Los Angeles Times, Le Monde Diplomatique, Süddeutsche Zeitung, The Guardian, Foreign Policy, The Nation y The Atlantic.
La prensa informó originalmente de un «enfrentamiento entre maestros y policías» en la ciudad de Nochixtlán, en el estado sureño de Oaxaca. Las autoridades afirmaron que sus agentes estaban desarmados y que los manifestantes habían disparado contra ellos en primer lugar.
Sin embargo, durante los días siguientes, la verdad se filtró. Gracias a los informes de los periodistas y testigos, el gobierno mexicano se ha visto obligado a aceptar que la policía estaba, de hecho, fuertemente armada. Y la evidencia apunta ahora al encargo de una masacre brutal por las fuerzas federales contra manifestantes pacíficos.
Todo comenzó cuando un grupo de maestros de escuelas primarias rurales cerraron una carretera que corre a través de la pequeña ciudad de Nochixtlán. Protestaban contra las reformas educativas neoliberales y en favor de la liberación de los dos principales activistas del sindicato de maestros, que habían sido tomados como prisioneros políticos a la semana anterior.
Ninguno de ellos estaba armado ni puso las vidas de los agentes de la ley en riesgo.
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