Como ya ustedes muy probablemente lo saben y lo vieron por televisión, este jueves primero de septiembre explotó durante una prueba de rutina en Cabo Cañaveral, Florida, un cohete Falcon 9, de la compañía aeroespacial privada SpaceX. Afortunadamente la explosión de dejó víctimas humanas que lamentar.
El accidente, además de la pérdida del cohete, causó la destrucción de un costoso satélite y podría sembrar la duda en cuanto a la capacidad de la compañía para lanzar futuras misiones, entre las que se encuentran la de mandar tripulantes al espacio en 2017 para la NASA.
EscucheAún no se sabe hasta qué punto la explosión dañó la Plataforma de Lanzamiento 40, la base desde la que SpaceX ha lanzado ya 25 cohetes Falcon desde Cabo Cañaveral y si afectará a las futuras operaciones de la compañía, que tiene previsto lanzar 9 cohetes Falcon 9 de aquí a finales de 2016.
Lo que sí se sabe es que según SpaceX, la compañía tendrá un atraso de más de 10.000 millones de dólares en órdenes de lanzamiento de varios clientes, incluyendo a la NASA y a empresas comerciales.
El satélite destruido en la explosión del cohete Falcon 9 ayer es el AMOS-6, un satélite de telecomunicaciones de la compañía israelí Spacecom, evaluado en cerca de 200 millones de dólares, que debía proporcionar conectividad a muchos emprendedores del continente africano.
De hecho, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y consumidor de los servicios que iba a prestar AMOS-6 dijo desde África que estaba profundamente desilusionado por la pérdida de ese satélite.
Una buena parte de la carga útil del AMOS-6 fue fabricada por MDA, una compañía canadiense de telecomunicaciones que fabrica satélites desde hace unos 20 o 25 años y que tiene su sede en el oeste de la isla de Montreal. Un contrato de unos 100 millones dólares.
Alain Gravel/Jean-Marc Carpentier/Internet
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