Investigadores japoneses encuentran que 90% de las personas en 2 comunidades indígenas de Ontario muestran signos de intoxicación
Una nueva generación en dos comunidades indígenas en la provincia de Ontario está sufriendo los efectos del envenenamiento por mercurio. Esto lo afirman científicos japoneses que desde hace años investigan el tema, tanto en Japón como en Canadá.
Hace cuarenta y cinco años, la planta de celulosa y papel en la ciudad de Dryden, Ontario, arrojó 10 toneladas de mercurio en el río de la localidad. La provincia dice que sus aguas ya no son un peligro, pero las comunidades no lo creen. Y ahora tienen datos que las respaldan.
A finales de 1950, más de 100 personas murieron en Minamata, Japón, y muchas más sufrieron devastadores daños cerebrales después de comer pescado contaminado con mercurio que había sido liberado en un lago por una empresa de productos químicos.
Esos detalles se preservan en los trabajos de investigación del Dr. Masazumi Harada, un científico japonés que nunca dejó de dar seguimiento a los efectos de la contaminación por mercurio en las personas de la comunidad de Grassy Narrows, mucho después de que los investigadores canadienses cerraron sus archivos.
Ellos han estado estudiando a los miembros de una comunidad aborigen, que sin saberlo comían pescado contaminado con mercurio proveniente de una planta de celulosa, hace más de cuarenta años.
A pesar de que Harada murió hace unos años, su investigación en la comunidad continúa hasta nuestros días, bajo la dirección actual del Dr. Masanori Hanada, quien con su equipo está terminando su quinta visita desde que comenzó la investigación en 1975.
El Dr. Masanori Hanada se presentó esta semana ante la legislatura de la provincia de Ontario llegando directamente de las primeras naciones del norte donde él y sus colegas han estado analizando la contaminación de las aguas de un río con mercurio y sus efectos en la población.
Dice a través de un traductor, que sus últimos hallazgos son preocupantes.
Visitamos dos comunidades y observamos que el 90 por ciento de la población de estas comunidades tienen trastornos de la sensibilidad.
El trastorno sensorial, una falta de sensación en la piel, es el primer síntoma de intoxicación por mercurio.
Y los investigadores lo encontraron en setenta de las ochenta y cuatro personas que examinaron en las dos comunidades que visitaron, la de Grassy Narrows y la de Wabaseemoong. Ambas tienen una población combinada de más de 1.700 personas.
En su forma más extrema, el envenenamiento por mercurio va descomponiendo el cuerpo hasta hacer imposible la deglución. En su forma más común, las personas experimentan entumecimiento en sus pies y disminución de la visión.
«Si el 90 a 95 por ciento de la población tiene el mismo problema, para ellos es normal, pero para nosotros que hacemos la investigación no es normal», dijo Hanada durante una visita a Grassy Narrows la semana pasada.
Una nueva generación intoxicada
Hanada también dio la voz de alarma por una nueva generación de residentes de las Primeras Naciones de Grassy Narrows y Wabaseemoong (también conocida como Whitedog). La gente ni siquiera había nacido cuando el mercurio se vertía en el río y están mostrando síntomas de intoxicación, dijo.
Un total de 84 personas de las dos comunidades, fueron examinadas en 2014. De todas ellas, sólo siete personas no presentaron ningún signo de alteración sensorial.
Lo más sorprendente en los resultados de las pruebas es que las generaciones más jóvenes se ven afectadas, dice Hanada.
Se necesita una investigación más precisa para determinar la causa de los síntomas en las personas jóvenes,señala Hanada.
«No puedo decir exactamente por qué, tal vez hay mercurio en su dieta, o hay un efecto secundario 20 a 30 años después, pero no es normal encontrar este signo en la generación más joven», dijo.
«Nací en 1979 y veo que en la comunidad es como normal en las personas tener problemas», dijo Chrissie Swain.
Dificultades en la vida cotidiana
«No puedo hacer ninguna costura a menos que mire la aguja y vea si está en mi mano», dijo Barbara Fobister, de 63. «En la cocina, cuando tengo que pelar patatas, todo es más difícil.»
La gente en la comunidad tiene que encontrar soluciones para realizar tareas cotidianas tales se presentan, por ejemplo con los botones y cremalleras o en los desplazamientos por la pantalla táctil de un teléfono inteligente, dice ella.
La inacción de Canadá
«Los médicos en Canadá niegan que estamos siendo envenenados por el mercurio,» dice Barbara Fobister. «Creo que el gobierno tendría que venir y decir que es un problema y que van a detenerlo.»
«Deberían estar avergonzados por la cantidad de tiempo que han dejado pasar sin hacer nada «, añade Barbara Fobister.
El equipo japonés instó a investigadores canadienses a colaborar para estudiar los problemas de salud en Grassy Narrows y Wabaseemoong dijo Hanada.
«Necesitan médicos canadienses, que viven en Ontario, que pueden venir aquí a mirar su vida y su enfermedad y hacer pruebas», dijo. «Estas colaboraciones pueden aportar más evidencia exacta sobre este incidente.»
El gobierno de Ontario se ha comprometido con 300.000 dólares en la próxima primavera para estudiar si se puede limpiar el río y cómo.
La primera ministra de Ontario Kathleen Wynne dijo que el peligro es que el dragado de los ríos podría remover el sedimento lleno de mercurio.
Se está discutiendo cómo sacar el mercurio fuera del río, como sacarlo del sistema de alimentación, por lo que necesitamos trabajar con la comunidad para asegurarse de que ese trabajo no cause más envenenamiento o contaminación.
– Kathleen Wynne
RCI/ Jody Porter, CBC.
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