Los esfuerzos de las autoridades colombianas por erradicar los cultivos de droga no están obteniendo los resultados deseados, según expresaron funcionarios del departamento de Nariño, que cuenta con el mayor número de plantaciones ilegales de coca.
Los encargados de destruir las plantas existentes en esa región del país, en el sudoeste del territorio colombiano, en la frontera con Ecuador, se quejan de que tras su paso los campesinos vuelven a sembrar la coca.
El departamento de Nariño cuenta con cerca de 30.000 hectáreas dedicadas al cultivo de coca, según datos de Naciones Unidas que datan del 2015. La entidad catalogó a Colombia como el primer cultivador mundial de coca, con un total de 96.000 hectáreas dedicadas a ese fin.
Fuerzas policiales recorren desde hace meses la zona, arrancando los cultivos existentes, pero su accionar se ve contrarrestado por la replantación que llevan a cabo los campesinos de la zona.
En el último año, los efectivos procedieron a destruir manualmente las plantaciones en un territorio de 200 hectáreas, mientras que otras 422 fueron fumigadas con glifosato, un poderoso herbicida que destruye las plantas.
La destrucción de las plantaciones por las fuerzas policiales ha producido varios incidentes con los cocaleros, quienes sostienen que la producción de la especie es la única fuente de ingresos con la que cuentan para asegurarse la subsistencia.
De todos modos, son los propios campesinos los menos beneficiados por su actividad, ya que reciben en pago promedio un dólar por cada kilo de hojas de coca, mientas que el kilo de cocaína, estupefaciente que se obtiene a partir del procesamiento de ese vegetal, alcanza en el mercado un valor de 1.600 dólares.
Los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los campesinos ya han producido un muerto y al menos cuatro heridos.
Los productores denuncian que el gobierno no cumple con los compromisos establecidos, por los que las autoridades se comprometieron a lanzar un plan de sustitución de los cultivos ilícitos por otros como el café o el cacao, para asegurarles una fuente de recursos.
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