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La Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC

Carlos Hilarión y Rubiela Mogollón son cofundadores de la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC.  Una organización cuyo objetivo es tratar de simplificar el proceso de admisión en la Orden de Ingenieros de Quebec, a todos los inmigrantes latinoamericanos que estudiaron ingeniería en sus países respectivos y que deben enfrentarse a un sistema cuyas reglas son hasta cierto punto, demasiado estrictas y además tampoco son desafortunadamente en su favor.  El camino es largo y sembrado de escollos.

El caso de Carlos y Rubiela es como el de muchos inmigrantes que llegaron a Canadá cargados de ilusiones y dispuestos a comenzar una nueva vida. Ellos llegaron a Canadá el 8 de abril de 2011, hace 6 años con una niña, sin conocer a nadie en particular pero con todas las ganas del mundo de comenzar una nueva vida por estos lares.

Carlos Hilarión y Rubiela Mogollón, cofundadores de la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC.
Carlos Hilarión y Rubiela Mogollón, cofundadores de la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC. © Pablo Gómez Barrios

Carlos es un ingeniero civil de la Universidad Católica de Colombia. Cuando tomaron la decisión de inmigrar a Canadá se informó sobre lo que tendría que hacer para ejercer como ingeniero, pero esa información fue muy preliminar. Y en realidad no sabía con certeza cuáles eran los requisitos y el proceso que debía seguir para que la Orden de Ingenieros de Quebec le reconociera su diploma.

Carlos Hilarión, ingeniero y cofundador de la Asociación de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC.
Carlos Hilarión, ingeniero y cofundador de la Asociación de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC. © Pablo Gómez Barrios

Fue así como al llegar se estrelló contra un proceso mucho más complejo al que pensaba y que él creía más sencillo por la información que había recibido. Esa fue la primera dificultad con la que se enfrentó antes de poder pretender ejercer como ingeniero aquí en la provincia de Quebec.

En el caso de Rubiela, sucedió prácticamente lo mismo. Ella estudió en comercio internacional, en gestión de procesos de aseguramiento de la calidad y, como Carlos, para pretender trabajar en su campo debía pasar por toda una serie de pasos como estudiar y mejorar una serie de condiciones que le impidieron en ese momento trabajar en su sector.

Cuando llegaron no hablaban francés y lo poco que hablaban era el francés básico para pasar el proceso de selección. En otras palabras, el nivel  de la lengua no era el más adecuado como para integrarse de inmediato al mercado laboral quebequense. Ambos habían comenzado a estudiar francés en la Alianza Colombo Francesa en Colombia y a ambos les tocó entonces pasar por el proceso de aprendizaje de la lengua, que aquí se conoce como de “francización”.

Rubiela Mogollón, graduada en Comercio Internacional, en gestión de prcesos s de aseguramiento de calidad.
Rubiela Mogollón, graduada en Comercio Internacional, en gestión de prcesos s de aseguramiento de calidad. © Pablo Gómez Barrios

Carlos debía comenzar los trámites con la Orden de Ingenieros de Quebec para comenzar el proceso de reconocimiento de su diploma, pero también el reconocimiento de la experiencia adquirida en Colombia. Para su beneficio, el gobierno de la provincia de Quebec estaba impulsando una iniciativa, que consistía en dirigir a los ingenieros a la Escuela Politécnica de Montreal, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Montreal, para que hicieran una actualización de la carrera y de paso, prepararse para los exámenes exigidos por la Orden de Ingenieros de Quebec.  Se preparó durante casi un año. Luego presentó sus exámenes y felizmente para él, fue aceptado por la Orden de Ingenieros y no le tocó, como a muchos otros, comenzar a estudiar nuevamente la carrera aquí en Quebec.

Más sin embargo, Carlos constató durante ese proceso no demasiado largo y que fue aparentemente no muy difícil para él, que no todos cuentan con la misma suerte y no todos tienen la misma información que él se arregló para buscar y poder seguir por el camino que lo llevaría al reconocimiento de su diploma de ingeniero y más tarde al de encontrarse un trabajo en su campo. Es en ese momento que la pareja tomó conciencia de la necesidad de crear la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá.

Carlos Hilarión y Rubiela Mogollón, cofundadores de la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC.
Carlos Hilarión y Rubiela Mogollón, cofundadores de la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá, APILC. © Pablo Gómez Barrios

La idea fue acertada y fue muy bien recibida por los ingenieros inmigrantes latinoamericanos que fueron llegando al país. Hace un poco más de 2 años, alrededor de 1.800 ingenieros eran miembros de la Asociación. El éxito ha sido casi rotundo y hoy en día unos 3.000 ingenieros forman parte de esta colectividad.

Pero se necesita una estructura bien rodada para poder responder a las necesidades de 3.000 asociados. Y como buenos ingenieros y administradores, los cofundadores se las han arreglado para dar abasto con la demanda de información proveniente de su parte.  Ellos nos explican cuáles son las estrategias comunicacionales que han desarrollado para hacerlo.

Pablo Gómez Barrios conversó con Carlos y Rubiela sobre su experiencia de inmigración y lo que los llevó a querer crear la Asociación Profesional de Ingenieros Latinoamericanos de Canadá.

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Categorías: Inmigración y Refugiados, Internacional
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