El gobierno canadiense refuerza su representación en Estados Unidos, en momentos en que se apresta a defender los intereses del país en la renegociación del Acuerdo de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), conocido por sus siglas en inglés NAFTA.
El tratado, vigente desde 1994, que rige los intercambios comerciales entre Canadá, México y Estados Unidos, será sometido a examen en breve, ante la posición del presidente estadounidense de exigir su revisión, debido a que piensa que el mismo impone desventajas a su país.
Algunas versiones indican que Ottawa se apresta a crear un nuevo puesto, que se desempeñaría como embajador adjunto ante Estados Unidos, y que tendrá a su cargo la coordinación general de las negociaciones, para redefinir el acuerdo y asegurar que los intereses canadienses no resulten dañados.
La función sería desempeñada por Kirsten Hillman, una de las expertas más renombradas de Canadá en materia de comercio, que cuenta en su legajo con la experiencia de haber sido la jefa de negociadores del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Otros expertos en asuntos comerciales han sido nombrados con el rango de cónsul en Atlanta, San Francisco y Seattle, lo que habla a las claras de la importancia que la administración Trudeau adjudica a la renegociación de la normativa comercial norteamericana.
Entre las medidas a adoptar se cuenta con la apertura de nuevos consulados en regiones de Estados Unidos donde Canadá no cuenta aún con ese tipo de presencia.
La ministra de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, que se encuentra a cargó de la renegociación del pacto, creó un comité especial para que la aconseje sobre todos los aspectos del tratado comercial trilateral.
Dicho ente contará con la participación de una docena de personas, en representación de los sectores más afectados por las negociaciones, que deben comenzar el 16 de agosto en Washington.
Una señal de la determinación del gobierno canadiense de encarar un diálogo consensuado y no partidario es la inclusión de James Moore, el ex ministro federal de Industria y Patrimonio bajo la anterior administración conservadora, además de Brian Topp, un veterano estratega neodemócrata que participó en la carrera a la dirección se su partido en 2012 y que ocupó el cargo de jefe de gabinete de la primera ministra neodemócrata de Alberta, Rachel Notley.
Canadá y Estados Unidos deben lograr superar un obstáculo mayor en sus negociaciones, que tiene en su centro al intercambio de madera para la construcción.
El producto utilizado y producido tanto en Canadá como en Estados Unidos ha sido materia de entredichos entre ambas naciones en más de una ocasión.
Una parte considerable de la producción canadiense (69 por ciento en 2015), tiene como destino el mercado ubicado al sur de la frontera. A pesar que esos envíos son esenciales para asegurar el aprovisionamiento suficiente para la industria local, Washington se ha quejado en sucesivas ocasiones de que el sector de la madera para la construcción canadiense se encuentra subsidiado, lo que le asegura un precio ventajoso respecto a la producción en suelo estadounidense.
Además, las importaciones provenientes de terceros países, como Alemania, Suecia, Rusia, Chile y Brasil complican el objetivo de entendimiento rápido en el tema, que tanto Canadá como Estados Unidos declararon querer conseguir antes de iniciar el diálogo sobre el NAFTA.
La última regulación firmada por ambos países para el sector caducó a fines de 2015, lo que abrió las puertas para que los productores canadienses tuvieran acceso irrestricto al mercado vecino.
El recambio de gobierno en Ottawa, ese mismo año, con la salida de la administración conservadora y la llegada de los liberales, inició un nuevo capítulo de conversaciones en busca de un acuerdo. Pero la derrota demócrata y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca dejaron en suspenso esos intercambios. Trump llegó al Salón Oval con la firme intención, por sugerencia de sus asesores, de lanzar una embestida contra el Tratado de Libre Comercio para América del Norte e incluir a la madera en las tratativas.
La falta de entendimiento sobre la madera para la construcción podría erigirse en uno de los principales escollos a la hora de redefinir el acuerdo comercial norteamericano.
Un elemento que Canadá podría utilizar a su favor lo constituye el hecho de que en la actualidad se registra un incremento de la actividad de la construcción en suelo estadounidense, por lo que dicho sector se encuentra necesitado de madera, cuyo aprovisionamiento está siendo insuficiente.
Una falta de entendimiento con Canadá pondría en riesgo el buen momento por el que atraviesa la industria de la construcción al sur de la frontera y obligaría a Washington a buscar nuevos proveedores, aunque no sin la amenaza real de un aumento en los costos del producto.
Ambos gobiernos, Ottawa y Washington, acordaron dividir el mercado de madera para la construcción en Estados Unidos en términos de porcentaje.
Según el embajador de Canadá en Washington, David MacNaughton, los estadounidenses asegurarían el 70 por ciento del aprovisionamiento, mientras que la importación proveniente de Canadá tendría un techo de 30 por ciento.
Esas cifras se corresponden con la media histórica en el intercambio bilateral del sector.
El problema de las importaciones provenientes de otros países entra en juego en momentos como el actual, cuando la expansión de la economía trae aparejado un incremento en la demanda del producto y las fábricas estadounidenses no alcanzan a producir suficiente madera para completar su cuota del 70 por ciento.
Además de la venta del producto como tal, el sector de la madera de la construcción implica beneficios para la industria forestal, de procesamiento y de transporte en Canadá, con ingresos que en 2014 totalizaron 21.200 millones de dólares, equivalentes al 1,3 por ciento del Producto Interior Bruto nacional.
La pérdida de terreno en los intercambios con Estados Unidos podría traer aparejado un incremento del comercio con el segundo socio canadiense en el rubro, con 21 por ciento de los envíos: la República Popular China.
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