Familiares del pastor canadiense liberado esta semana, tras permanecer dos años en una prisión de Corea del Norte, dijeron que el hombre se encuentra “en camino a su hogar” y expresaron estar ansiosos por reencontrarse con él.
Un tribunal norcoreano decidió liberar a Hyeong Soo Lim, quien se hallaba cumpliendo una condena de prisión a vida, por los que fueron calificados como delitos de actividades contra el Estado.
Versiones no confirmadas indicaron que el pastor se halla enfermo, aunque no se dieron precisiones al respecto.
“Nos alivia saber que el reverendo Lim se encuentra en camino a su hogar, para finalmente reunirse con su familia y encontrar a su nieta por primera vez”, sostuvo una portavoz de los familiares del hombre.
Los allegados al religioso no brindaron otros detalles sobre su estado de salud, pero dijeron que la mejoría será lenta y pidieron a los medios que respeten su privacidad, mientras se reencuentra con los suyos y recibe la atención médica adecuada.
En la declaración hecha pública, la familia agradeció al gobierno canadiense y a la embajada sueca en Corea del Norte por el “trabajo detrás de escena” para asegurar la liberación del pastor.
Hasta ahora no se confirmó el momento preciso en que el hombre llegará a Canadá.
El primer ministro Justin Trudeau se manifestó complacido por la decisión de las autoridades norcoreanas de liberar a Lim y agradeció la cooperación brindada por Suecia, aunque se negó a explayarse sobre el tema en base a consideraciones de seguridad.
Una delegación canadiense, presidida por Daniel Jean, consejero del primer ministro Trudeau en materia de Seguridad Nacional, estuvo esta semana en Pyongyang para discutir el caso.
Familiares del pastor habían manifestado en junio último sus temores ante la situación del hombre, tras la muerte de Otto Warmbier, un estudiante estadounidense que murió apenas una semana después de ser liberado por Corea del Norte, debido a su estado de salud.
Lim, que es un pastor de una iglesia presbiteriana coreana en Ontario, fue acusado de haber dañado la dignidad del líder supremo Kim Jong-un, de utilizar la religión para intentar destruir el sistema norcoreano, de diseminar propaganda negativa sobre el país en el exterior y de ayudar en los esfuerzos de Estados Unidos y de Corea del Sur para lograr la deserción de ciudadanos norcoreanos.
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