El papa Francisco afirma en un libro que “le da gracias a Dios de haber conocido a verdaderas mujeres” en su vida, resalta el lado “comunista” de los cristianos y confiesa además que alguna vez recurrió al psicoanálisis.
Los primeros extractos del libro “Política y Sociedad”, que vio la luz gracias al diálogo que el Sumo Pontífice mantuvo con el investigador francés Dominique Wolton, serán publicados este viernes en el Figaro Magazine.
Francisco reitera sus mensajes de apertura expresados en los últimos años sobre temas sensibles en el debate entre la sociedad y la Iglesia. En particular la apertura a los migrantes, la laicidad, los sacerdotes pedófilos, el matrimonio homosexual, las relaciones con el Islam o la comunión de los divorciados.
Pero de una forma menos habitual, se confió sobre las personas que han contado en su vida, en particular las mujeres. Francisco rinde homenaje a sus hermanas, sus dos abuelas y su madre “que enfrentaba los problemas uno detrás de otro”, incluyendo los sufrimientos físicos.
“Y hubo las amigas de la adolescencia, las prometidas”. Estar siempre en contacto con las mujeres “me enriqueció” afirma Francisco, quien confiesa que “aprendió, incluso en la edad adulta, que las mujeres ven las cosas de una forma distinta a los hombres” y que “es importante escucharlos a los dos”.
Francisco dice en sus confidencias que fue muy influenciado por la militante comunista, Esther Ballestrino de Careaga, asesinada durante la dictadura argentina (1976-1983) después de haber fundado el movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo, que denunciaba la desaparición de sus hijos asesinados por el régimen.
“Ella me enseñó a pensar la realidad política (…) le debo tanto a esta mujer”, afirma Francisco y agrega que una vez le dijeron que era comunista y él contestó: “No, los comunistas son los cristianos, son los otros los que nos robaron nuestra bandera”.
Francisco dice en sus confidencias que consultó una vez a una psicoanalista judía cuando él tenía 42 años en un momento de su vida en el que tuvo la necesidad. La visitó en su casa una vez por semana durante 6 meses para “aclarar ciertas cosas”. “Una muy buena persona que me ayudó mucho”, dice el papa.
RCI/AFP
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