Este domingo surgieron tensiones por las diferencias salariales entre los trabajadores mexicanos y sus pares canadienses y estadounidenses, cuando los negociadores iniciaron discusiones sobre las reglas del mercado laboral en las conversaciones para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El mayor sindicato del sector privado en Canadá dejó en claro que si México no está de acuerdo con mejores estándares laborales para sus trabajadores, el TLCAN debe ser desechado, chocando así con empresarios mexicanos que argumentan que el tema de los derechos de los trabajadores es un asunto que cada país debe resolver internamente.
Los políticos y empresarios de México rechazan firmemente las demandas de alinear los salarios de los trabajadores mexicanos con los que reciben los trabajadores en Estados Unidos y Canadá, argumentando que la gran ventaja en materia de costos de mano de obra que México tiene sobre sus pares más ricos debería disminuir a medida que avance el desarrollo económico.
Los líderes sindicales de las dos naciones más ricas dicen que las normas laborales más laxas y los bajos salarios en México han aumentado los beneficios corporativos a expensas de los trabajadores canadienses y estadounidenses.
Lo anterior convirtió la resolución del tema en un gran campo de batalla durante las conversaciones del TLCAN.
Jerry Dias, presidente nacional del sindicato canadiense Unifor, dijo que el TLCAN había sido un “pésimo acuerdo comercial para la clase trabajadora” y que el sindicato estaba presionando a su gobierno para que se aleje de las conversaciones si no puede asegurarles un mejor trato.
El salario de los trabajadores es una cuestión delicada en México, un país con una enorme brecha entre ricos y pobres y donde unos 50 millones de mexicanos, más del 40 por ciento de la población, viven en la pobreza. México también registra uno de los niveles más bajos de movilidad social.
Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario de México, dijo que más comercio y no la intervención en los mercados laborales de cada país, era la mejor manera para que la región crezca económicamente.
“México no puede meterse en el tema laboral de Estados Unidos, de Canadá. Lo mismo pedimos: que no se metan en estos temas”, dijo a periodistas durante las conversaciones.
Los líderes empresariales mexicanos argumentan que la integración de México en las cadenas de suministro de América del Norte ha hecho que toda la región sea más competitiva. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que los salarios en el país han sufrido fuertes presiones a la baja.
De 2001 a 2015, los salarios mexicanos por hora en dólares estadounidenses crecieron sólo un 9 por ciento, menos que en Estados Unidos y muy por debajo del aumento de 120 por ciento en Brasil, según un informe de Moody‘s.
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