Los cerebros de algunos pájaros literalmente se expanden para encontrar comida, mientras que otros sobreviven al entrar en hipotermia todas las noches
El invierno para los humanos es el momento perfecto para hibernar y engordar cocinando en el interior de sus casas.
Pero la vida silvestre tiene que idear sus propias estrategias para sobrevivir a la temporada brutalmente fría.
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Las aves tienen tres opciones cuando se trata de adaptarse a temperaturas muy por debajo de cero, dice el naturalista Brian Keating en el program The Homestretch de CBC: «Migrar, hibernar o tolerar«.
Keating dijo que estaba medio acurrucado en su casa de Calgary con una taza de chocolate caliente en la mano el martes por la noche, viendo carboneros, trepadores, pájaros carpinteros y pinzones revoloteando en su patio trasero, mientras la temperatura bajaba a -30 C.
Los carboneros pasan el invierno comiendo tantos alimentos grasos (como las semillas de girasol) como pueden, antes de acurrucarse juntos en un gallinero de invierno por la noche.
«En las noches más frías cuando se pone realmente helado, entran en una hipotermia nocturna», dijo Keating.
«La temperatura central de su cuerpo disminuye y la toleran al permitirse relajarse».
En las noches más frías, cuando la temperatura desciende por debajo de -30 ° C, algunas aves incluso se esconden en refugios bajo la nieve.
Expansión cerebral
Los carboneros se vuelven más listos, literalmente, para recordar dónde se guardan los alimentos o para rastrear los escondites de larvas hibernantes.
La naturalista de Red Deer, Myrna Pearman, explica en su libro Beauty Everywhere que el hipocampo del carbonero, la parte del cerebro responsable de la memoria y la organización espacial, se expande en un 30 por ciento cada otoño.
Las aves acuáticas como los gansos y los patos tienen una característica incorporada que evita que sus pies se congelen en el hielo cuando los meten debajo de su cuerpo: un sistema de calentamiento de la sangre en contracorriente.
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«La sangre arterial caliente envuelve la sangre venosa (que regresa) con capilares ramificados más pequeños al igual que un guante, lo que permite que ese calor valioso caliente eficientemente la sangre que ingresa de las piernas y los pies», dijo Keating.
«De esa manera pueden ahorrar esa valiosa energía térmica y mantener su núcleo caliente».
Pero estas aves no tienen nada en comparación con el Arctic Redpoll, un pequeño pinzón que ha desarrollado algunos trucos extremos para el clima frío.
El campeón de clima frío: Arctic Redpoll/Pardillo del Ártico
«Pueden sobrevivir hasta 20 horas sin acceso a la comida, incluso si las temperaturas caen a -54 C», dijo Keating.
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Los Redpolls tienen bolsas esofágicas especialmente diseñadas que les permiten guardar semillas, y luego las pueden digerir lentamente para proporcionarles energía para mantener su corazón en una temperatura agradable de 40 C – .
«Su temperatura interna puede ser 73 grados más cálida que el aire circundante, con los dos extremos separados por una capa de plumas de menos de medio centímetro».
Claro que no todos los pájaros y aves aman los fríos canadienses. Las largas migraciones no son raras en muchas especies. Desde las golondrinas a los patos, cada año estos animales recorren miles de kilómetros huyendo del invierno hasta encontrar climas más agradables donde los alimentos no hayan quedado enterrados por la nieve.
Pero esa es otra historia.
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