Los primeros ministros de Canadá e India acordaron luchar en conjunto contra el extremismo y contra quienes utilizan la religión para dividir a los pueblos.
La decisión fue revelada el viernes 23 de febrero, luego que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, fue calurosamente recibido por su homólogo indio, Narendra Modi, en el palacio presidencial de Nueva Dheli, para llevar a cabo conversaciones bilaterales.
El encuentro tuvo lugar durante la última etapa de un viaje de Trudeau a la India, de una semana de duración. El jefe de gobierno canadiense estuvo acompañado por su esposa e hijos.
El primer ministro Modi no había recibido a Trudeau a la llegada de este a India, el sábado último, lo que fue señalado por algunos sectores como un signo de tensión entre ambos mandatarios. Cinco días más tarde, Modi le deseó la bienvenida a su par canadiense a través de un mensaje difundido en Twitter.
Durante la visita, no hubo mayores novedades en el plano económico, al tiempo que numerosos medios de comunicación centraron su atención en criticar el hecho de que Trudeau y su familia se hayan vestido con atuendos típicos de la India, para asistir a uno de los eventos programados.
El primer ministro canadiense destinó parte de sus esfuerzos a convencer a las autoridades del país anfitrión de que su gobierno no alienta al movimiento separatista sij y el miércoles último se reunió con el jefe de Estado de Punyab, quien había sostenido lo contrario.
La atmósfera de la gira se vio enrarecida por la invitación que la delegación canadiense extendió a Jaspal Atwal, un canadiense que profesa la religión sij, acusado de haber intentado asesinar al ministro Malkiat Sing Sidhu en 1986.
El hombre había sido invitado a participar en una de las recepciones que Trudeau ofreció en Bombay y Nueva Dheli e incluso pudo ser visto en una fotografía al costado de la esposa del mandatario canadiense.
Más tarde, la invitación a Atwal fue anulada.
La gira de los representantes del gobierno canadiense a India, una de las economías de mayor expansión en los últimos años en el mundo, se enmarca dentro de las intenciones de Ottawa de extender sus vínculos comerciales a nivel internacional, sobre todo luego de la salida de Estados unidos del Acuerdo Transpacífico y de las arduas negociaciones para reformular el Tratado de Libre Comercio para América del Norte.
A pesar de la postura intransigente asumida por Washington en materia comercial, hasta el momento Canadá ha conseguido evitar las consecuencias negativas previstas por los analistas como resultado de tal situación.
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