Los líderes del Grupo de los siete países más ricos del mundo presionarán este viernes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que levante los gravámenes dictados al comercio del acero y aluminio, ya que temen que esas acciones puedan desatar una guerra comercial.
La confrontación amenaza con quebrar la unidad de este grupo de países que durante sus 43 años de historia ha buscado encontrar consensos sobre la economía y otros temas.
El errático presidente Trump, cuyos colaboradores dicen que tiene poco interés en el multilateralismo, reanudó sus ataques contra Canadá este viernes por la mañana y parecía dispuesto a retirarse antes de las conversaciones sin un acuerdo consensuado entre los siete países.
“Esperando arreglar Acuerdos Comerciales injustos con los países del G-7. Si eso no pasa, ¡salimos aún mejor!”, escribió Trump en Twitter el viernes por la mañana antes de su viaje de Washington a Quebec.
Funcionarios admitieron que probablemente el clima sea excepcionalmente tenso.
“Habrá algunos desacuerdos graves sobre muchas cosas”, dijo un funcionario canadiense a periodistas a última hora del jueves.
El primer ministro Justin Trudeau junto con el presidente Donald Trump en la Oficina Oval en Washington, D.C. 11 de octubre de 2017. (Foto: Sean Kilpatrick/Prensa Canadiense)
Aunque Trump argumenta que los aranceles son supuestamente necesarios para proteger la industria estadounidense, tanto Canadá como la Unión Europea los han denunciado como ilegales y están preparando medidas de represalia.
El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió a Trump el jueves en un inusual reproche que los otros seis miembros del G-7 podrían formar su propio grupo si fuera necesario y agregó que “ningún líder es para siempre”.
La primera ministra británica, Theresa May, adoptó un tono más medido, declarando que quiere que la respuesta de la Unión Europea sea moderada en materia de aranceles.
Trump no mostró señales de retroceder en su posición el viernes, después de acusar más temprano a Francia y a Canadá de imponer enormes aranceles a los bienes estadounidenses, y luego acusó al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, de “estar indignado”.
En respuesta, el funcionario canadiense respondió que “el primer ministro y el presidente tienen conversaciones muy francas, directas, espontáneas y honestas”. Trudeau y Trump tienen previsto reunirse el viernes “y tendrán mucho de qué hablar”, agregó.
La Casa Blanca anunció luego que el presidente se retirará el sábado, antes de la conclusión formal de la cumbre para viajar a Singapur para reunirse con el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un.
Aunque los líderes del G-7 han elogiado a Trump por sus esfuerzos por estabilizar la península coreana, ellos rechazan la decisión estadounidense de retirarse del acuerdo multilateral firmado con Irán en materia nuclear.
Esta serie de divergencias amenazan con hacer fracasar una reunión que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, había planeado enfocar en el crecimiento, la igualdad de género y la protección de los océanos.
Un funcionario canadiense dijo que Trudeau consideraba con optimismo de que la cumbre podría ayudar a encontrar soluciones comunes a temas como el crecimiento económico y la protección del medio ambiente.
En Alemania, funcionarios de alto nivel llamaron a Europa a permanecer unida ante las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos.
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