El papa Francisco se manifestó totalmente en contra de la aplicación de la pena de muerte, al tiempo que reclamó que la misma sea abolida en todo el mundo.
El pontífice incluyó en el catecismo del credo católico una oposición categórica en contra de la pena capital y deseó que la iglesia se comprometa en forma determinada a lograr que la misma se anulada en todo el planeta.
Se trata de una nueva versión del catecismo, el texto que resume la doctrina de la iglesia, que suplanta al que había sido introducido en 1992 y modificado en 1997, y que no incluía una condena clara contra el uso de la muerte como recurso del sistema judicial.
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El catecismo es el instrumento para enseñanza de la doctrina en los colegios católicos. REUTERS/Stephane Mahe.
En los fundamentos de la nueva postura, la iglesia sostiene que la pena capital “es una medida inhumana, que hiere la dignidad de las personas” y promete jugar un rol activo para lograr que dicho recurso sea abolido en todo el mundo”.
El documento difundido a instancias del papa dice además que la muerte constituye una medida inadmisible, pero sólo en su versión en francés califica a la misma de inhumana.
El jefe de la iglesia católica había aprobado los cambios al catecismo en mayo último, en ocasión de un audiencia con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cuerpo colegiado que tiene como función velar por la correcta definición y aplicación de la doctrina eclesial.
“Durante largo tiempo, el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, tras un proceso regular, fue considerado como una respuesta adaptada a la gravedad de ciertos delitos y un medio aceptable, aunque extremo, para salvaguardar el bien común”, sostiene la nueva versión del catecismo.
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La iglesia católica fue uno de los mentores de la pena de muerte en época de la Inquisición. Foto: iStock.
El mismo texto afirma, de todos modos, que en la actualidad “somos cada vez más conscientes de que la persona no pierde su dignidad”, incluso si es responsable de haber cometido delitos de extrema gravedad.
Hay países que aplican la pena de muerte para castigar crímenes como el homicidio y en algunas naciones es un recurso para la represión política.
La iglesia católica, a instancias del papa, considera que en la actualidad existe una mejor comprensión de las sanciones penales aplicadas por el Estado y considera que la existencia de sistemas de detención más eficaces permite garantizar la seguridad a la que tienen derecho los ciudadanos.
Por último, el nuevo catecismo justifica su postura al argumentar que la muerte elimina definitivamente la posibilidad de que la persona pueda arrepentirse de sus actos, lo que se contradice con la noción de justicia que se busca al dictar las sentencias.
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