Un juez brasileño ordenó la suspensión del uso de productos que contienen el agroquímico glifosato, un herbicida ampliamente utilizado para la soja y otros cultivos en el país.
En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS), estableció que el glifosato es un agroquímico “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, basándose en pruebas que demostraron que es cancerígeno para los animales. También se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.
El juez federal en Brasilia dictaminó el viernes que los nuevos productos que contienen el químico no podrían registrarse en el país y que los registros existentes serían suspendidos en los próximos 30 días, hasta que el gobierno reevalúe su toxicidad.
La decisión, que también se aplica al insecticida Abamectina y al fungicida Tiram, podría estar sujeta a varias apelaciones.
La medida afecta particularmente a la transnacional Monsanto, que comercializa un tipo de soja genéticamente modificada resistente al glifosato que se siembra a gran escala en Brasil. El productor de semillas estadounidense ahora es una unidad de Bayer AG tras una adquisición en junio por 62.500 millones de dólares.
Un tribunal internacional popular que analizó en octubre de 2016 en La Haya la historia de la multinacional Monsanto, comprada el año pasado por Bayer, encontró a la empresa culpable del delito de ecocidio, de crímenes de guerra, de violaciones de los derechos a un medio ambiente sano y equilibrado, a la salud y a la alimentación, y de quebrantar la libertad científica.
Monsanto dijo en un comunicado que los agricultores brasileños han dependido del glifosato durante más de 40 años y que las revisiones en todo el mundo han concluido que el herbicida “puede ser usado de manera segura”.
El mes pasado, un juez federal en Estados Unidos dictaminó que cientos de demandas judiciales contra Monsanto por sobrevivientes de cáncer o familiares de los fallecidos podrían proceder a juicio. Además encontró pruebas suficientes para que un jurado escuche los casos que culpan al herbicida de la enfermedad.
Ciertas variedades de maíz y algodón resistentes al glifosato también han sido autorizadas en Brasil.
“Creo que el juez está equivocado y que la decisión será revocada de alguna manera”, dijo el director de la asociación brasileña de la industria agropecuaria ABAG, Luiz Lourenço. “Es imposible hacer agricultura sin estos productos”.
Brasil es el mayor exportador mundial de soja, impulsado en gran parte por la creciente demanda de China.
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