El martes nació oficialmente en Alemania un movimiento anti-inmigrante de izquierda. En Suecia, mientras tanto, se vive el renacimiento de en un partido creado en los años 80 con desertores de pequeños grupos nacionalsocialistas y con un antiguo voluntario de la Schutzstaffela (SS), guardia personal de Adolf Hitler.
Alemania
El movimiento «Aufstehen (AfD)» que significa literalmente «de pie», surgió en un esfuerzo por reunir a los desilusionados de una izquierda fragmentada, que obtuvo menos del 40% de los votos en las elecciones de 2017 y algunos de cuyos votantes se refugiaron en el voto de la AfD a la extrema derecha.
Con este nuevo partido político, la izquierda alemana se apodera del nicho anti-inmigrante que se había convertido en el espacio privilegiado de la extrema derecha tres años después de la apertura de Angela Merkel a los refugiados. Los ultranacionalistas alemanes han experimentando un ascenso que está trastornando el panorama político de ese país.
Esposa de un ex ministro, la fundadora de Aufstehen, Sahra Wagenknecht, está acostumbrada a posiciones heterodoxas en el seno de su familia política: no duda en defender la memoria de la RDA comunista o en defender la Rusia de Vladimir Putin.
«Aufstehen», que ya cuenta con más de 100.000 simpatizantes según la Sra. Wagenknecht, no tiene la intención de convertirse en un partido más. También lucha por atraer a personalidades destacadas de la izquierda.
En una Alemania en la que los votantes de izquierda están cada vez más confundidos por la coalición de Angela Merkel entre su partido de centro-derecha y los socialdemócratas, Aufstehen pretende volver a poner las cuestiones sociales en el centro del debate. Sin dudar en vincularlos con la delicada cuestión de la migración.
Suecia
Anteriormente considerados como un grupo marginal y como parias de un movimiento «políticamente incorrecto» por sus lazos con los nacionalismos extremos, hoy, la formación política anti-inmigrante del movimiento nacionalsocialista sueco de los «Sverigedemokraterna» o demócratas suecos (SD), han avanzado en su empeño por «desdiabolizar» su movimiento en el país a pesar de que todavía falta bastante para ser considerado como «un partido como los demás».
El partido tiene actualmente 42 escaños en el Parlamento de un total de 349, tras seis deserciones, incluida la de la suegra del líder del partido, y tras haber excluido a un miembro por antisemitismo a finales de 2016. En las elecciones que tendrán lugar en Suecia este domingo, los SD quieren romper los cánones y entrar con fuerza en las instancias del gobierno.
Los Sverigedemokraterna nacieron en 1988 con desertores de pequeños grupos nacionalsocialistas y con un antiguo voluntario de la Schutzstaffela, guardia personal de Adolf Hitler, mejor conocida como SS.
En la década de 2000, la dirección decidió convertirlo en «un partido como cualquier otro», un objetivo que lo obligó a cambiar su corpus al pasar de la defensa de la «raza» a la «cultura», explicó el politólogo Anders Sannerstedt a la agencia Agence France-Presse.
En octubre de 2012, Jimmie Åkesson decretó la «tolerancia cero contra el racismo y el extremismo» bajo pena de castigo o exclusión.
Este tipo de declaraciones son más raras entre los ejectutivos del partido. Dos veces, en 2014 y luego el pasado mes de junio, Björn Söder, vicepresidente del Parlamento, declaró que los judíos, si no son asimilados, no pueden ser suecos.
Sus electores son a menudo jóvenes, de hecho, según el Instituto de Estadística, la SD seduce a una cuarta parte de los hombres de 18 a 24 años.
«No han dicho nada realmente racista», considera Emil Pettersson, de 18 años, quien dijo también que es «la visión de la política de inmigración» lo que motiva a votar por ese partido.
Los SD hicieron crecer su apoyo durante la crisis migratoria de 2014 y 2015. Suecia recibió a casi 250.000 solicitantes de asilo, más que ningún otro país europeo proporcionalmente a su población (10 millones).
Su influencia sigue creciendo en el ámbito político sueco.
A principios de 2016, el país escandinavo restableció los controles fronterizos e introdujo una serie de medidas para disuadir a los solicitantes de asilo.
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Con informaciones de la Agence France-Presse.
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