La cordillera de San Elías que cruza Yukón, Columbia Británica y Alaska es menos conocida que las Montañas Rocosas canadienses y sus campos de hielo. Pero su cubierta de hielo es seis veces más grande, lo que la convierte en el mayor campo de hielo del mundo fuera de Groenlandia y la Antártida.
Los dramáticos cambios de los glaciares en el Yukón son una advertencia temprana de lo que podría significar el cambio climático para el resto del planeta, dicen investigadores canadienses.
Una de ellas es Gwenn Flowers, glacióloga de profesión.
«Nosotros, como canadienses, somos administradores de aproximadamente un tercio de los glaciares de montaña y casquetes de hielo del mundo, por lo que esta es nuestra responsabilidad», le dice Flowers a la periodista Susan Ormiston, mientras avanza a través de un vasto glaciar en el suroeste de Yukón, tirando de un dispositivo de radar montado sobre esquís.
Y Flowers ve muchos motivos de preocupación reflejados en el estado del hielo.
La profesora de la Universidad Simon Fraser de Columbia Británica es una apasionada del hielo. Ella ha estado viniendo a hacer estudios de campo en las montañas de St. Elías cada verano durante los últimos 13 años.
Su pequeño equipo de tres está mapeando el glaciar Kaskawulsh, de 70 kilómetros de largo y cinco kilómetros de ancho, mientras lucha enfrenta la doble amenaza del calentamiento del clima y la disminución de la capa de nieve.
La investigación llega a una conclusión ineludible: el glaciar no puede compensar el volumen que está perdiendo cada año.
La caja de radar que remolca Flowers sobre esquíes está específicamente adaptada para el hielo, y envía señales a las profundidades del núcleo del glaciar, rebotando en el lecho de roca. En algunos lugares, el equipo ha encontrado hielo a más de 800 metros de profundidad.
La investigación del equipo muestra que el hielo se está adelgazando rápidamente, perdiendo cerca de medio metro al año, dice Flowers. Y el enorme glaciar se está retirando.
La cordillera de San Elías que cruza Yukón, Columbia Británica y Alaska es menos conocida que las Montañas Rocosas canadienses y sus campos de hielo. Pero su cubierta de hielo es seis veces más grande, lo que la convierte en el mayor campo de hielo del mundo fuera de Groenlandia y la Antártida.
Flowers y su equipo están tratando de saber mejor cómo está cambiando el glaciar y qué significa para el medioambiente.
«Como canadienses, dada nuestra responsabilidad de ser administradores de este hielo, creo que podríamos hacer más y mejor. Creo que la ciencia del Ártico debería ser una prioridad. Creo que entender nuestro hielo terrestre y marino debería ser una prioridad nacional», le dice Flowers al radiodifusor público CBC.
Impacto medioambiental
Un informe de 2018, titulado Estado de las montañas, sugiere que los glaciares en las montañas de San Elías están perdiendo más hielo que en cualquier otra área alpina canadiense. En 30 años, desde 1977 hasta 2007, el Kaskawulsh perdió 17 kilómetros cuadrados de hielo.
Las temperaturas allí ya han aumentado 2 C en los últimos 50 años. Se predice que se elevarán al menos otros tres grados hacia el final de siglo, a menos que las cosas cambien.
Yukon tuvo un julio particularmente caluroso el verano pasado, el más cálido en cinco años con varias advertencias de calor emitidas.
Científicos líderes en cambio climático advirtieron recientemente que el mundo tiene solo una docena de años para frenar el calentamiento del planeta o arriesgarse a sufrir más sequías, inundaciones y calor extremo.
Los autores del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU dicen que se necesitan cambios urgentes y sin precedentes para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 C.
«Lo que hacen los glaciares y las capas de hielo produce una gran diferencia en los niveles globales del mar, y hace una gran diferencia en los entornos locales donde forman una fuente de agua», dice Flowers.
Agua que desaparece
Alrededor del lago Kluane, dos estaciones de investigación están monitoreando los cambios en el clima y los glaciares de Yukon.
Andy Williams llegó al área hace más de 40 años para administrar la Estación de Investigación Kluane Lake. También fundó un pequeño servicio aéreo que transporta a científicos, excursionistas y turistas a los campos de hielo.
Ha observado enormes cambios en el hielo durante ese tiempo. Naturalmente los glaciares avanzan y retroceden, dice, pero «no a esta velocidad».
Y los cambios en esta región reflejan lo que también está sucediendo en los Andes, o en el Himalaya, «donde hay millones de personas que dependen de un flujo constante de glaciares para proporcionar irrigación y agua potable». Si se reducen demasiado rápido, «los resultados serán catastróficos», le dice a Susan Ormiston, de CBC.
El fenómeno de la piratería fluvial
El adelgazamiento más rápido del hielo grande en Yukon ya está causando dramáticas consecuencias más abajo en las montañas, como en el lago Kluane, el más grande de Yukon, que limita con el Parque Nacional y la Reserva de Kluane, un sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Durante 300 años, la escorrentía glacial fue la principal fuente de agua del lago Kluane, que fluía por el río Slims. Pero en mayo de 2016, los niveles de Kluane Lake cayeron precipitadamente. El problema fue un caso de «piratería fluvial», increíblemente raro y enormemente significativo.
El río Slim, que provenía del gran glaciar Kaskawulsh, uno de los más grandes de Canadá, desapareció abrupta e inesperadamente, en lo que se considera como el primer caso de piratería fluvial en siglos, que significa que el caudal de un río se desvía a otro repentinamente.
También conocida como captura de corriente, la piratería fluvial es un término utilizado para describir un fenómeno geológico en el que una corriente o un río se desvían hacia otro cuerpo de agua. Por lo general, es causada por un evento tectónico dramático, como un derrumbe de tierra o un derrumbe glacial de la presa.
Sin embargo, en la primavera de 2016, del 26 al 29 de mayo, el calentamiento global y el paisaje de Yukon causaron que el glaciar redujera su área y cambiara ligeramente su forma en las montañas. Esto provocó que se inclinara más hacia el río Kaskawulsh y que finalmente, secuestrara su caudal.
El final del glaciar Kaskawulsh se había retirado lo suficiente como para que un lago glaciar que alimentaba el río Slims se agotara repentinamente cuando el flujo del glaciar se desvió y encontró una nueva dirección hacia un nuevo río.
Dejó el río Slims con poca agua mientras bajaba de la montaña hasta el lago Kluane.
Ese verano, el lago Kluane cayó de 1,7 metros, y sus niveles siguen siendo bajos.
En las comunidades de Kluane First Nation de Burwash y Destruction Bay, el litoral se retiró, lo que restringió el acceso en barco a los lugares de pesca tradicionales. Las áreas de desove anteriores para el pescado blanco y la trucha han aparecido por encima de la línea de agua.
«No podemos cambiarlo», le dice Bob Dickson, el jefe, a CBC.
«Tenemos que vivir con este lago de una manera diferente. Las áreas de caza, las áreas de pesca, todo está cambiando. Por lo tanto, tenemos que aprender de nuevo».
La Alaska Highway, una de las grandes rutas del norte desde Yukón a Alaska, divide el valle del río Slims. Ahora, las enormes tormentas de polvo a menudo ocultan el camino, lo que obliga a las furgonetas camper a disminuir la velocidad. El lecho del río, normalmente cubierto de agua a fines de agosto, se ve seco.
«Puedes tener tormentas de polvo en lugares donde este valle está lleno de polvo, y eso es toda la harina del glaciar, simplemente la sopla», dice el jefe Dickson. «Son realmente terribles, ni siquiera puedes ver».
Parques Canadá está monitoreando los cambios «sin precedentes».
«Estamos viendo una diferencia del 20% en la cobertura de área de los glaciares en el Parque Nacional y la Reserva Kluane y en el resto del sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO [durante un período de 60 años]», dice Diane Wilson, superintendente de la unidad de campo en Parques Canada.
«Nunca hemos visto eso. Está fuera del alcance de lo normal. Kluane es un ícono. La gente está tan emocionada de venir a visitar este maravilloso lugar, pero deben saber que está cambiando. El cambio climático no conoce fronteras».
Susan Ormiston-Mia Sheldon-CBC/RCI
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