La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) admitió este lunes su responsabilidad en un ataque con un carro bomba contra una academia policial en la capital de Colombia que dejó 21 muertos, señalando que fue acto de guerra legítimo e instó al presidente Iván Duque a regresar a la mesa de negociación.
El ataque del jueves contra la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander, el centro de formación de oficiales de la Policía Nacional fue cometido con un carro cargado con 80 kilos de explosivos. En la explosión murió el conductor del vehículo, que pertenecía al ELN, y 20 cadetes.
“La Escuela de Cadetes de la Policía Nacional es una instalación militar; allá reciben instrucción y entrenamiento los oficiales que luego realizan inteligencia de combate, conducen operaciones militares, participan activamente en la guerra contrainsurgente y dan trato de guerra a la protesta social”, dijo el grupo rebelde en su página de Internet.
“Por tanto la operación realizada contra dichas instalaciones y tropas es lícita dentro del derecho de la guerra, no hubo ninguna víctima no combatiente”, agregó.
El presidente Iván Duque ya había acusado al ELN del ataque, el peor de su tipo en los últimos 15 años, por lo que solicitó a Cuba capturar a 10 dirigentes del grupo rebelde que se encuentran en La Habana para luego extraditarlos a Colombia.
Pero Cuba negó la petición de Duque y anunció que actuará en estricto respeto a los Protocolos del Diálogo de Paz firmados entre el Gobierno de Colombia y el ELN, incluido el relacionado al caso de ruptura de la negociación.
Los protocolos establecen garantías mínimas de seguridad a los líderes guerrilleros para regresar a zonas montañosas o selváticas de Colombia, poniéndolos a salvo de operaciones militares durante un determinado tiempo acordado previamente.
Sin embargo, el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, dijo en su cuenta de Twitter que su país “jamás ha permitido ni permitirá que su territorio sea usado para la organización de actos terroristas contra ningún Estado” y que ha cumplido estrictamente su papel como garante y sede de la negociación.
Cuba fue durante meses sede de las conversaciones de paz entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y el ELN, por lo que varios negociadores del grupo permanecen en el país caribeño a la espera de una reactivación de los diálogos.
El canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, y el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, reiteraron que Bogotá no reconoce los protocolos porque se trató de un acto terrorista e insistieron a La Habana a capturar a los líderes del ELN.
“No hay ni puede haber ninguna manifestación de perdón ni de amparo a un grupo que reconoció la autoría de este acto criminal, de este acto que no tiene justificación alguna”, dijo Ceballos.
Duque advirtió que su gobierno dialogará con ese grupo solamente cuando libere a las personas que mantiene secuestradas y suspenda los ataques contra la infraestructura económica y las Fuerzas Armadas, demandas que la guerrilla ha rechazado.
El distanciamiento de las partes ha despertado temores de un incremento de la violencia en el país sudamericano.
La guerrilla del ELN, que cuenta con unos 2.000 combatientes, tiene una cadena de mando difusa y existe disenso entre sus filas, lo que según fuentes de seguridad y analistas dificulta lograr un acuerdo de paz.
Sin embargo, esta organización guerrillera, que nació en 1964 inspirado en la revolución cubana, insistió en la necesidad de buscar una solución negociada al conflicto de más de medio siglo que ha dejado 260.000 muertos y millones de desplazados.
“Presidente Duque, queremos reiterarle que el camino de la guerra no es el futuro de Colombia, es la paz, por ello le recordamos que lo mejor para el país, es que envíe a su delegación de diálogos a la mesa, para darle continuidad al Proceso de Paz y a la construcción de los acuerdos que traemos desde el Gobierno anterior; camino de solución política del conflicto”, dijo la organización rebelde.
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